lunes, 18 de febrero de 2019

Capítulo 7.- Rotura, Papel Francés y Resurgimiento

Ya son muchos los meses que llevaba sin hacer entrada en el blog. Ni el frío ni la desidia fueron culpables, sino un pequeño accidente laboral que me obligó a tener que dejar aparcada a la Negra durante varios meses: rotura de escafoides de la muñeca izquierda. 
No puedo hablar de mala suerte, sino de buena, ya que no ha hecho falta pasar por quirófano. Una buena escayola se encargaba de mi recuperación, testigo también de largos días de desesperación y angustia. Cuando bajaba a por algo al trastero, allí estaba esperándome mi consentida, rígida sobre el caballete. Al verla mi tristeza se disparaba hasta límites insospechados. Los días parecían semanas y las semanas años, rodeado en todo momento por frases como "no fuerces que puedes quedar mal", "pues yo me he tirado 10 meses recuperándome de lo mismo" o la mítica "mira, ahora te has quedado sin moto". Esta última ardía dentro de mi sistema digestivo cada vez que entraba por mis oídos. Quemaba como si de lava se tratara.
Estar de baja sólo servía para que se me cayera la casa encima. Sólo pensaba en salir de ruta, en arrancarla y disfrutar de la emoción de sentir el aire cortado por mi GS, tal que el bastón de Moisés hizo con las aguas del Mar Rojo. Sólo los que hemos cabalgado a lomos de juguetes de dos ruedas, sabemos lo que es esa sensación. Bea durante todo ese tiempo estuvo apoyándome y animándome a tope. Hasta me hizo un dibujo muy majo en la escayola para que todo el mundo observara que, como todos los moteros, soy una persona muy seria. 

Durante mi convalecencia recibí una carta gordita enviada desde el país galo.

Tras rasgar el fino sobre, aparecieron en su interior varias láminas de celulosa industrial informándome de que un precioso radar francés me había detectado a una velocidad de 101km/h en un tramo limitado a 80. (Si a estas alturas no sabes de qué hablo, lee la entrada del arca de Noe.)
Tras descontarme 6km/h debido al margen de error del cinemómetro, lo dejaron en tan sólo 95km/h, por lo que, como no me excedí (supuestamente) sobre la velocidad máxima en 20km/h, sólo tendría que pagar 45€ si lo hacía antes del día de Reyes. Me gusta este sistema. Lo encuentro mas justo que mi sistema español diseñado por la DGT. 
Dicen que quien paga descansa y según cobré la extra de navidad, descansé.

Semanas después me retiraron la escayola. Mi mano ya no era tan molona y los dolores se acentuaban con el movimiento de la misma. El mando de mi playstation y numerosos y dolorosos ejercicios sirvieron para ir recuperando fuerza y movilidad. 
La casa se me seguía cayendo encima por lo que tras hablar con el médico y con mi jefe, solicité el alta y pude empezar a trabajar realizando labores light, muy light para ser exacto. Les tengo que agradecer a ambos el salvarme la vida. Era volver a trabajar o cortarme las venas.
Casi una semana después de volver a disfrutar de mis labores profesionales, le puse los cuernos a la Negra: un compañero me pidió que le aparcara su moto. Así lo hice. Era una pequeña prueba de fuego. Tras dejársela a 200m de donde estábamos, me bajé de la misma con grandes dolores. Supuso un bajón emocional enorme. "Necesito más tiempo" -me dije mientras me acordaba de todo el Santoral. Necesito recuperarme sí o sí. 
Mi cabeza volvió a recordar las malditas frases del inicio de este post. "Poco a poco" me repetía una y otra vez, tratando de animarme. La idea de quedar con dolores el resto de mis días ahí estaba, rondando oculta por mi cabeza, pero ahí estaba. 
A día de hoy (primeros días de Febrero) todavía me resiento de vez en cuando, pero sé que esto va para largo, para muy largo. Eso sí, ya llevo más de una semana yendo a trabajar con mi Negra. Son sólo 5km de ida y 5 de vuelta, pero para mí ya es mucho. Siento que mi escafoides va evolucionando a mejor día tras día. En breve saldré a hacer una ruta, por lo que estar atentos a mi siguiente post. En breve nueva entrada... 

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