sábado, 16 de noviembre de 2019

Capítulo 12+1.- Postureo por suelo francés


Estoy mirándome fijamente al espejo del ascensor de mi edificio mientras bajo al sótano. Me quedo absorto observando al extraterrestre que tengo delante de mi. Casco puesto, guantes, llaves en el bolsillo, teléfono móvil, pernera... -Bueno, si me olvido de algo volveré a subir a casa - me digo. El que no tiene cabeza tiene piernas.

Me subo a lomos de mi Negra. Tiene la cara sucia por lo que tras comprobar niveles y arrancarla, me pongo dirección al lavadero. Desengrasante, jabón y pistola de aire para secarla junto con una buena cera, consiguen dejar a mi consentida como recién matriculada. Compruebo presiones y salgo rumbo al Iriguibel donde tras pedir un café solo, una cómoda silla de mimbre situada en la terraza aguanta mi peso.
He quedado con Agus y como siempre llega un pelín tarde, asi que mato la espera saboreando el delicado chocolate de una mini magdalena de chocolate de la marca "La Abuela Lupe", hechas en mi anterior destino, Briviesca, localidad burgalesa donde residí ocho años.
Tras varios minutos, un estruendo ronco se acerca. Agus ya viene a lomos de su Ducati Multiestrada. Aparca y pide una infusión. Mientras la saborea, conversamos sobre el trayecto que vamos a hacer. Como nuestros gustos viales son muy parecidos, enseguida decidimos irnos a disfrutar de las carreteras pirenaicas franco-españolas. Volvemos a subirnos a nuestras monturas no sin antes enlazar nuestros intercoms y ponemos rumbo norte a través de la N-135. Circulamos a buen ritmo dando buena cuenta de todo el tráfico que nos vamos encontrando. A medio camino de llegar a Zubiri, un ciclista que circula en sentido contrario se asusta ante tanto ruido y nos hace gestos increpándonos, dándonos a entender que circulamos muy rápido.

 Nada más lejos de la realidad. Estamos circulando a velocidad legal y segura, sobre todo segura. Agus y yo nos reímos y comentamos la jugada a través de las ondas bluetooth.

Seguimos hasta llegar al desvío hacia la NA-138. Ahora empieza lo bueno, carretera estrecha con innumerables curvas cerradas, vamos, el sueño de cualquier motero que se precie. Kilómetro a kilómetro vamos dando cuenta de ellas, pasando paralelos al embalse de Eugi. A pesar de estar en verano, el agua se encuentra a muy buen nivel. Curva a curva, la carretera nos lleva hacia la Real Fábrica de Armas de Eugi (o lo que queda de ella) y posteriormente por Quinto Real, donde la flora nos rodea en toda su magnitud mientras nuestras monturas se deslizan al lado del río Arga.

Antes de llegar a la frontera tenemos que esquivar varios equinos y vacas que pululan por el medio de la vía. Es lo que hay en estos lugares. Los animales aquí son los verdaderos reyes de la zona. Pasto y agua por doquier, buenas sombras en verano y buenos cobijos en invierno. No necesitan nada más.
-Ya estamos aquí, hemos llegado a la frontera -nos decimos mientras los Pirinéos franceses se muestran ante nuestros pies. Es hora de la foto de rigor con el cartel fronterizo. En el horizonte esponjosas nubes sobrevuelan verdes y luminosos valles. 

Iniciamos descenso por la D58 y al llegar a Aldudes ponemos rumbo Norte usando la D948. Ahora rodamos paralelos al Nive des Aldudes, río de aguas cristalinas cuyo recorrido termina en Bayona. La carretera se torna ancha, con largas curvas sobre un asfalto espectacular por lo que le damos un poco más de giro a la oreja derecha de la moto. Agus parece que circula sobre raíles, tumbando en cada curva de forma magistral y estable. A mi no me queda otra que intentar seguir su rodada intentando imitarle. 
Tras varios minutos de disfrute, hemos llegado a Saint-Étienne-de-Baïgorry, un precioso pueblecillo, muy bien cuidado, el cual atravesamos dejando a un lado la Iglesia de San Esteban y un precioso y estrecho puente de estilo romano, el cual luce un cartel anunciando el paso de la Vuelta Ciclista a España 2019 por allí, justamente una semana después.



Nos paramos al otro lado del puente para no molestar a varios jóvenes que jugaban en el frontón del pueblo, y así hacernos una pequeña sesión de postureo fotográfico y audiovisual.





Tras ese ratito para expandir, empezamos a subir por la D949, carretera estrecha con curvas reviradas, teniendo excesivamente cuidado con los camiones y autobuses que nos encontramos en sentido contrario. Seguimos con excesivo cuidado, disfrutando de los paisajes que se alzan ante nosotros. 






Decir que son majestuosos es dejarlos en mal lugar. Unos valles verde intenso junto con altas montañas bañadas en la luz de este día tan despejado, nos acompañan hasta el Alto de Izpegui, donde volvemos a entrar en territorio español.

Ahora toca bajar. La carretera pasa a tener peor firme, y estrechas curvas de herradura se van sucediendo durante todo el descenso. Así hasta llegar a la localidad de Ordoki, donde vemos un bar con terraza. Es hora de hacer otra parada, esta vez para repostar nuestras gargantas gracias a un par de sabrosas cervezas mientras nos "echamos unas risas".

Media hora después va siendo hora de poner rumbo a casa y tras montarnos en nuestros corceles, vamos dando cuenta del tráfico a través de la N-121B y posteriormente de la N-121A, adelantando a todo vehículo que nos precedía. Así poco a poco hasta volver a llegar a Pamplona. Ya está oscureciendo y la tranquila terraza de "La Envidia Cochina" nos regala otro buen momento de conversaciones épicas, y buen caldo de cebada regando nuestras entrañas, mientras que nuestras chaquetas moteras lucen expuestas en el respaldo de las sillas que ocupamos. Somos moteros, somos otra raza, somos cortadores de vientos, escaladores de rutas asfálticas, retumbadores de momentos pacíficos, jinetes de la libertad... y bien orgullosos estamos de ello. Ya por último tras despedirnos, llego a la tranquilidad de mi garaje. Mi negra vuelve a tener la cara sucia. Habrá que lavarla mañana. Le doy una caricia a su depósito mientras desmonto, me quito el casco y me despido de ella con una sonrisa de oreja a oreja. La mejor compra que pude hacer. De eso no cabe duda, si no que se lo pregunten a mi cara de felicidad mientras me duermo pensando en ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario