sábado, 23 de mayo de 2020

Capítulo 15.- Deslizándome hacia el dolor


    El día 31 de marzo, en pleno confinamiento, había terminado mi jornada laboral a las 22:00h. Me cambié y tras ponerme mis pantalones de kevlar, mi chaqueta con sus protecciones, los guantes y el casco, me subí a mi amada Negra y me dispuse a regresar a casa mientras el cielo escupía una débil lluvia.
    Ni un km llevaba de trayecto cuando saliendo de una rotonda para tomar la autovía que me levaría a casa, pierdo sorpresivamente la adherencia del neumático delantero, un Continental ContiTrail Attack 3 con menos de 500km. La caída es inevitable. En el suelo me digo "suelta la moto... suéltate de la moto". Lo hago y me veo arrastrándome en una dirección distinta a la Negra, pudiendo ver cómo se deslizaba sobre su costado derecho mientras yo me iba contra el muro de la mediana de la autovía. Me digo "ahí voy, el muro... ¡¡EL MURO!! y de repente el lado izquierdo de mi cuerpo impactó con gran violencia, a la vez que el ruido de una bomba retumbó dentro de mi casco. 
    Me consigo poner en pie, me quito el guante izquierdo y automaticamente me doy cuenta que me he roto algo de la mano. Sí, la misma mano en la que me rompí el escafoides. Corro hacia la moto y consigo levantarla. Tengo el cuerpo dolorido pero anestesiado gracias al subidón que me proporciona la adrenalina. 

    Llamo por teléfono y hago las gestiones para mi retirada y la de mi montura. Ambos tenemos que pasar por el taller. Al llegar al mío me digo "menuda fecha para venir al hospital con la que está cayendo". El trato fue raudo y exquisito por parte de los sanitarios que me atendieron, y tras una radiografía, los pronósticos se confirman.

Comparación de manos

    Me informan que la rotura es muy fea, que el metacarpo del meñique (se encuentra en la palma de la mano) está totalmente astillado y que debo pasar por quirófano. Me operarán a la mañana siguiente, por lo que sólo me queda pasar una noche entre dolores, calmantes y mis propios pensamientos intentando comprender en qué erré. Mi velocidad no era alta, el suelo estaba mojado pero los neumáticos estaban en perfecto estado, y el hecho de que haya sido el neumático delantero el que perdió la adherencia me desconcierta totalmente, sobre todo cuando estaba volviendo a la verticalidad.
    Aparte de la mano, tengo golpes por todo el cuerpo, y aunque el pantalón y la chaqueta hicieron su trabajo evitando grandes quemaduras, sólo pudieron amortiguar en parte los golpes.

  
Estado del casco

Aguantó lo que pudo


A la mañana siguiente entró en quirófano mi amoratado e hinchado cuerpo serrano, y con un torniquete y anestesia local, me recompusieron el hueso, eso sí, con la ayuda de una placa y cuatro tornillos. Salgo de quirófano y tras el postoperatorio me suben a planta. El dolor se intensifica y después de una tarde llena de dolores aliviados gracias a los fármacos, me dan el alta. 
    Llegar a casa se convierte en un alivio. Vuelvo a mi hogar junto a Bea y Arya. Tras una noche en la que sorprendentemente logré dormir del tirón, consigo vestirme y vamos a ver a mi compañera de caída. A pesar de algunos "rascones" se encuentra mejor que yo. Gracias a todas sus protecciones, los daños no pasan de ser estéticos. 

  


    Van pasando los días y lo mío va mejorando pero a una velocidad más lenta de lo que a mi me gustaría. Debido a la gravedad de la lesión, empiezo muy pronto con la rehabilitación. Los dolores siguen. Cada día que pasa de confinamiento es un día de tristeza y de comedura de tarro, intentando auntoconvencerme sin éxito de que me voy a recuperar del todo.
Así día tras día hasta el día de hoy. Ya han pasado casi dos meses y aunque estoy mucho mejor, no me encuentro recuperado del todo. he perdido mucha fuerza en la mano y algo de movilidad. 
Os dejo la evolución de mi mano 


Primera semanaSegunda semana

Tercera semanaQuinta semana



    Mi rehabilitadora me dice que no me preocupe que me voy a quedar igual de bien, que va a conseguirlo cueste lo que cueste. Si lo logra, lo veremos en el próximo post, y si no, me veré obligado a vender a mi amada de dos ruedas y cerrar este blog. 



¿Qué pasará?



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